Convencer al TAS o quedarse sin fichar. Se juega mucho el Barça en Lausana, donde se celebra la vista del denominado caso Masia, después de que la FIFA castigara al club azulgrana por incumplimiento en la normativa de incorporación de jugadores extranjeros menores de 18 años. Inicialmente el Barça se equivocó en su defensa y en lugar de considerar su error, aduciendo la inexistencia de mala fe, adujo una caza de brujas y una defensa a ultranza de un modelo. «La Masia no se toca» anunció solemnemente el presidente Josep Maria Bartomeu. No entendió el club azulgrana que no se ponía en entredicho el modelo, sino el procedimiento, que la FIFA buscaba un cabeza de turco y podría negociarse el asunto de otra manera, por lo que el punto de partida fue el peor de los escenarios.
En abril de 2014, la FIFA anunció que el Barça no podría fichar a ningún jugador hasta el verano de 2015 por las irregularidades detectadas entre 2009 y 2013 en los fichajes de menores de edad. En concreto se refería al artículo 19 del Reglamento sobre el Estatuto y Transferencia de Jugadores y a diez futbolistas; así como la existencia de violaciones al reglamento en otros casos. ¿A que se refiere ese artículo?
Los traspasos internacionales de jugadores sólo se permiten cuando el jugador alcanza los 18 años de edad y se permiten tres excepciones:
- Si los padres del jugador cambian su domicilio al país donde el nuevo club tiene su sede por razones no relacionadas con el fútbol.
- La transferencia se efectúa dentro del territorio de la Unión Europea (UE) o del Espacio Económico Europeo (EEE) y el jugador tiene entre 16 y 18 años de edad.
- El domicilio del jugador está a una distancia menor de 50 km de la frontera nacional, y el club de la asociación vecina está también a una distancia menor de 50 km de la misma frontera en el país vecino. La distancia máxima entre el domicilio del jugador y el del club será de 100 km. En tal caso, el jugador deberá seguir viviendo en su hogar y las dos asociaciones en cuestión deberán otorgar su consentimiento.
Para desbrozar la situación, la FIFA investigó el fichaje de más 30 jugadores, pero finalmente descubrió irregularidades en 10 de ellos: los coreanos Lee S. Woo, Paik Seung-Ho y Jan Gyeolhee; los franceses Theo Chendri y Kayz Ruiz Atil; el holandés Bobby Adekanye; el camerunés Patrice Sousia; el guineano Abdoul Mazid Diallo; el estadounidense Lederman y el japonés Take Kubo.
En previsión de que el TAS no le diera la razón completamente al Barça, el club presentó un recurso cautelar que le permitió realizar durante el pasado verano la inversión más grande de jugadores de toda su historia. Ahora llega el momento de que los tres miembros del TAS decidan. La vista ha dado comienzo hoy y se espera un fallo antes de finales de año. El Barça pretende una rebaja ante un castigo que considera «desmesurado» y es que desde la entidad azulgrana se esperaba una fuerte multa económica, más que un varapalo de estas proporciones.
La expedición del Barça está encabezada por el nuevo hombre fuerte en comunicación, Albert Soler, director de relaciones deportivas e institucionales, y la forman un abogado italiano, Paolo Lombardi, experto en derecho suizo; otro español –Juan de Dios Crespo– , el jefe del gabinete jurídico de la Federación Española de Fútbol, Kepa Larumbe, y Laura Anguera, la jefa de los servicios jurídicos del FC Barcelona. También declararán el director de La Masia, Carles Folguera; la directora del colegio León XIII, Esther Balmaña –en este centro estudian todos los chicos de la Masia–, así como dos jugadores de la cantera azulgrana: el nigeriano Elohor Godswill y el camerunés Fabrice Ondoa.