LIANTE. El showman del Barça no pierde la oportunidad de hacer su tontada semanal que tan caro podría costarle a su equipo.
GUERRERO. Se hartó de recuperar balones con arrojo y entrega. De los pocos comprometidos en Elche, acabó desquiciado por el arbitraje nefasto de Fernando Teixiera Vitienes.
INFERIOR. Empezó sobrio y correcto, pero a medida que le abandona el físico en los partidos queda en evidencia.
VITAL. Sin su aparición esta temporada, el Barça estaría luchando por meterse en Champions.
DESDIBUJADO. Aportó bien poquito en su banda más allá de una rosca a la escuadra que salió por milímetros. En la segunda parte el Elche le podía haber hecho un roto al Barça por su lado.
DESCONECTADO. Martino le puso a Sergio demasiada distancia que cubrir a él solo y terminó agotado e impreciso.
INÚTIL. No corre, pierde balones que nunca recupera, falla en los pases, se tira tacones y caños sin venir a cuento y nunca ayuda en la presión. Ni siquiera él se siente titular.
ESTRELLADO. Celebró su trigésimo cumpleaños rompiendo de un trallazo el larguero al cuarto de hora, pero luego no se ganó un trozo de tarta.
NEGADO. Otros días al menos lo había intentado. Cabreado con el cambio, su único consuelo es que en una semana ya puede vestir de rojo, que es lo que le motiva.
DESQUICIADO. El chileno hizo una primera parte soberbia en todos los aspectos, hasta que el colegiado le sacó del partido a base de errores en todas las jugadas que le arbitró.
TAPADÍSIMO. Lo intentó el argentino, pero entre los defensas del Elche y su guardameta le cortaron los centros, le sacaron los regates y le taparon los disparos. Inclusó se atrevió con cuatro remates de cabeza, pero no fue su día.
TAMBIÉN JUGARON:
ESCASO. Le puso algo de mordiente a la banda que Pedro había dejado maltrecha, aunque tampoco para tirar cohetes.
S.C. No pudo aportar demasiado en los diez minutos de que dispuso.