RESCATADOR. Paradas espectaculares con 0-0 en el marcador. El portero más en forma del mundo, sin duda.
TIMORATO. Le robaron la cartera una y otra vez, y otra vez, y otra vez…
OXIDADO. Hace tiempo que le chirrían todas las bisagras. Perdida la agilidad de antaño, parece un robot con escayola de cuerpo completo.
MAESTRO. Dio una lección magistral de anticipación y velocidad a alguno que anda en Cheste.
SABIO porque supo rectificar. El primer cuarto de hora subió sin conocimiento y el Betis se aprovechó de ello. Después, solo una vez para asistir en el 0-3.
TALISMÁN. No falla: si el camerunés juega, el Barça no pierde. Se cascó un partidazo de escándalo.
CAMINANTE, no hay camino. Y menos si no corres.
APROVECHADO. La lesión de Messi le vino de perlas: en la teórica posición del argentino, dos goles y una asistencia.
INGENUO. A pesar del gol que marcó, estuvo inocente en varias jugadas de gol.
RELESIONADO. El argentino completó su hat-trick de lesiones en dos meses.
JUVENIL. Pese al gol que le regaló Cesc, pareció un crío que debutaba y las fallaba todas.
QUEMADO. Jugó con fuego en varias acciones en zonas comprometidas.
IGNORADO. Sus compañeros no lograron conectar con él.
FRIO. Entró en el tramo final y estuvo irregular.