La vuelta del capitán Carles Puyol a una convocatoria tras medio año de baja eclipsó otra buena noticia para la enfermería culé: el alta médica de Isaac Cuenca tras superar una lesión en el menisco de su rodilla derecha que lo tenía apartado desde el pasado junio. Fue precisamente esa dolencia la que, muy probablemente, evitó su marcha del club, ya que el extremo de Reus parecía preparado para otra cesión tras volver de una de seis meses con el Ajax.
El canterano fue una de las pocas sorpresas positivas que dejó la temporada 2011/12 para la hinchada blaugrana. Recuperado del Sabadell, Guardiola fue introduciéndolo poco a poco en la dinámica del día a día e Isaac lo aprovechó para devolver la confianza al de Santpedor. Aún sin la irrupción de Tello, Cuenca supuso un soplo de aire fresco en el ataque del Barça, un jugador que no se sentía incómodo ante la proximidad de la cal. Su talento para el desborde y su habilidad para el golpeo con las dos piernas lo convertían en un comodín para los partidos en los que el plan A se daba de bruces contra las defensas cerradas. Su asentamiento en el primer equipo, sin embargo, se vio torpedeado por las lesiones. El año pasado no comenzó la temporada debido también a una lesión en el menisco y en enero se produjo su cesión.
Cuenca se encuentra ahora con un técnico con pocas referencias de su juego y desplazado por Cristian Tello, otro canterano que supo exprimir sus oportunidades. La tímida pero constante mejora de Alexis y la cuota de minutos para Pedro tampoco juegan a su favor, toda vez que la banda izquierda parece ya tener amo y señor. Aun así, si Cuenca consigue recuperar el nivel que exhibió en 2012 y contar con alguna oportunidad, podría ponerles las cosas difíciles a esos tres jugadores, ya que ninguno de ellos se ha ganado todavía el derecho a ser indiscutible, ni tampoco han hecho más méritos que ese chico de Reus que no gusta demasiado a las chicas.