Hace tiempo que el Barça asiste a un fenómeno en la planificación de la plantilla. Se insiste, desde la Dirección Deportiva del club, en que hay tres centrales de garantías, que se cuenta con todos, y nos encontramos con un caso difícil de entender: el de Marc Bartra.
“Tenemos mucha confianza en él”, ”hay que cuidarle”, “debe ir entrando sin riesgo”, son frases que hemos escuchado recurrentemente en boca de los sucesivos entrenadores del primer equipo, desde Pep hasta el Tata Martino, pasando por la accidentada pareja Tito / Roura.
Sin embargo la realidad es otra; se recluta para su posición a Song, Busquets, Adriano o Abidal, ¡ay, Abi! antes que darle la alternativa. El jugador vive un ostracismo que dura ya casi dos años, desde que dejó el Barça B, inexplicable en parte debido a la falta de efectivos atrás y en parte por la presunta confianza que se le tiene.
Se le vio ayer, en el partido contra la Real Sociedad, arreglando lo que rompió Piqué (la otra cara de la moneda, de él hablaremos otro día) y el año pasado nos dejó destellos de un gran talento mezclados con errores de bulto que le hacían retroceder los pasos avanzados.
La cuestión es que, cuando juega, lo hace sin la continuidad necesaria y lógicamente, sin el respaldo que se le presume a un canterano en un sitio en el que la palabra “Masía” es casi una religión, y la verdad es que no acaba de despejar ese interrogante: ¿Valdrá para el primer equipo, tiene nivel Barça?
El equilibrio de la plantilla pide a gritos despejar la incógnita, que se le dé la oportunidad que otros con menos proyección han llegado a disfrutar, y saber si finalmente se tiene un central con garantías para afrontar el ocaso de Puyol y la alarmante ausencia de Piqué, o se debe buscar en el mercado… o en el B. ¿B de Bagnak?
FOTO VÍA TWITTER MARC BARTRA